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lunes, 5 de mayo de 2014

Comentario a la obra "Los siete saberes necesarios para la educación del futuro"

      Sin duda concordamos con Edgar Morin en el sentido que la educación es el arma que tenemos hoy para derribar muros y provocar verdaderos cambios en nuestra saciedad y en aquella que deseamos construir.
Como mediadores entre el "conocimiento" y los alumnos se nos presenta la gran tarea de enseñar  la condición humana desde la individualidad, conjunto y planetariamente, poniendo énfasis en   nuestro entorno cercano, más no desvinculando éste conocimiento de un nivel mas amplio como lo es lo planetario. Valorando la historia que trae cada individuo consigo, modificando  conductas para ser capaces de intervenir y modificar nuestro el futuro. El no tener miedo a lo inesperado, sino a ser capaces de analizar y sacar lo mejor de aquellas situaciones de angustia, donde la verdad está aún por escribirse. construir en base  a lo cercano y avanzar en el sentido global integrando las potencialidades del ser, viendo a éste como un ente único, pero perteneciente a una comunidad y especie. Enseñar en la democracia como base para la comprensión y para la legitimación de qué y cómo aprender .

Lograr el desarrollo integro del ser presenta como condicionante un trabajo contracorriente en nuestros tiempo, por ello debemos generar primero una trasformación en cada uno de nosotros,  para luego generar  redes partiendo desde nuestro lugar de trabajo hasta las esferas donde se toman las decisiones políticas. Rescatar al apoderado, vecino, abuela o  a la señora que barre la plaza tomado en cuenta la riqueza cultural que posee y que puede compartir. El estado debe hacerse parte de esta red respetando la identidad cultural del ser, sin dejar de lado el mundo en el que vivimos.

Edgar Morin plantea que  es necesario construir  sin olvidar el pasado, rearmar nuestras estructuras he intervenir nuestro devenir. Chile tiene como desafío conocerse y ser capaz reconocer en el ser la diversidad, la convivencia, la responsabilidad y lo espiritual, entendiendo que
la unidad y diversidad no tienen por que ir separados, que el progreso no es sinónimo de aniquilación o marginación y que las deciciones que tomemos ahora,  tendrán repercusiones en el futuro. Por tanto, será responsabilidad nuestra la herencia que dejemos a nuestros hijos.





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